Cada vez estamos más concienciados de que tenemos que cambiar nuestra forma de actuar para salvar al planeta. Hoy hablamos de cosmética y cambio climático.
El cambio climático es una realidad y ya estamos sufriendo sus consecuencias: Fenómenos meteorológicos extremos, cambios en los ecosistemas y desertificación, derretimiento de los polos y subida del nivel del mar, acidificación de los océanos, extinción de especies… No sé si sabéis que desaparecen 150 especies de animales y plantas AL DÍA por culpa del hombre. Como sigamos con este ritmo, nos vamos a quedar solos….
Cambios en el sector cosmética
El consumidor actual de cosmética también ha cambiado sus preferencias: vamos hacia una cosmética natural, sostenible, transparente. Que tanto sus ingredientes como su packaging cumpla con estos conceptos.
Por lo tanto, las empresas del sector cosmético se enfrentan a muchas exigencias del mercado, que busca:
– Que el producto sea más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
– Que presenten menos conservantes
– Que el envase se adapte a la economía circular
– Formatos de envase convenience
Y estos últimos puntos, sobre el envase de los cosméticos, no es tontería. El objetivo de 2030 es una Europa sin Plásticos. El 100% de los envases de plástico deben ser reutilizables, reciclables o compostables. ¿Creéis que lo conseguiremos?
Para ello han establecido una serie de fechas, que comienzan en 2021 con la Prohibición de la comercialización de determinados productos de plástico de un solo uso. En 2025, más de un 65% de todos los envases deberán reciclarse, para poder alcanzar el objetivo previsto en 2030.
Pero está claro que no solo debemos fijarnos en el exterior, sino también en el interior del cosmético: debería seguirse un diseño de formulaciones responsable, coherente con los principios de diseño de la Química Verde. Esta química pretende diseñar productos y procedimientos químicos que permitan eliminar o reducir el uso y la síntesis de sustancias potencialmente nefastas para el hombre y el medio ambiente. Es decir, una química sostenible.
Otro término que ahora también está muy en augue es el “Clean Beauty”, o cómo reducir los ingredientes de la fórmula, de la que hablaremos en otro capítulo.
Una cosa está clara, y es que tanto los consumidores como las empresas, debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para luchar contra el cambio climático, y que cada gesto cuenta.
El cambio climático también tiene consecuencias en tu piel.
¿Habías pensado esto? Las consecuencias de estos cambios en el clima, tienen consecuencias para todos, y también para tu piel. Se ha visto que ya hay un aumento de las alergias y dermatitis relacionadas con este fenómeno.
Debido al deterioro de la capa de ozono, aumentan los casos de melanoma en un 10% al año. Y es cierto que la incidencia de la radiación solar ha cambiado, ya que año atrás, se producía eritema solar tras 6 horas de exposición, y en nuestros días, con dos horas es suficiente para que muestres signos de enrojecimiento al exponerte al Sol.
Por supuesto, el envejecimiento prematuro asociado. El 80% del envejecimiento se debe a los rayos del Sol. El cambio climático provocará un aumento en las arrugas, manchas, pérdida de luminosidad y firmeza de la piel. No debemos olvidar la queratosis actínica o las lesiones malignas.
El aumento de la temperatura da lugar a un aumento de la sensibilidad de la piel, haciendo que sea reactiva ante sustancias que antes no lo era. Y obviamente, este problema de sensibilización cutánea se ve exacerbado en ciudades donde la contaminación es elevada.
La disminución de la humedad del ambiente, también propicia que nuestra piel se seque. Como no seamos conscientes de esto, y no seamos constantes con los tratamientos corporales, vamos a acabar con la piel de lagarto. Esta disminución de la humedad ambiental dejará tu piel deshidratada, tirante y apagada.
Creo que no son pocos los cambios que pueden aparecer en tu piel si no frenamos pronto el cambio climático. Como ves, cuidar el planeta tiene consecuencias sobre todos.
No hay planeta B.